sábado, 14 de enero de 2012

CABEZA UBENA y PICO TIEDU

   Ruta realizada con los compañeros del Grupo Montañero MOSCÓN




    Partiendo desde el Alto de Ortiguero, en la carretera autonómica AS-114, a la misma entrada del pueblo, y donde nos deja el autobús. Mientras nos preparamos para iniciar la marcha, ya podemos contemplar en la lejanía la pequeña crestería donde se ubican los picos Tiedu y Cabeza Ubena.
    Por la misma carretera descendemos unos 300 metros para tomar un ancho camino-pista de tierra que sale hacia la derecha. El camino discurre entre praderías cercadas de la zona de Collacios, sin apenas desnivel a tramos embarrado y salpicado de charcos. En todo este trayecto podemos contemplar en la lejanía los picos Tiedu y Cabeza Ubena así como también el punto de inicio de la ruta en el alto de Ortiguero.
Posteriormente llegamos al cruce de caminos de El Colláu, con varias cabañas a la vera del mismo. Desde aquí parte un camino hacia la derecha, que bifurcándose posteriormente, conduce a los pueblos de Pandiello y Puertas, los cuales podremos contemplar a nuestra derecha.
    Hemos de proseguir la marcha por el sendero que continúa inicialmente de frente, el cual seguidamente tiende a girar levemente hacia la izquierda con rumbo norte. Por este sendero vamos faldeando la ladera de monte bajo del Pico del Canto y dejando a nuestra derecha el alargado valle que forma el cauce del río Ricao, y contemplando al otro lado del mismo el collado Cruz de Pedreyada y el trazado de la pista que sube desde el pueblo de Asiego.
    La remontada final de esta ladera, con bastante pendiente, nos sitúa en la collada Ricao. Rebasada la collada Ricao, y a lomos del cordal pasamos junto a las ruinas de alguna cabaña de piedra, teniendo a nuestra izquierda el valle del río Zóbilo que tiene su nacimiento a los pies del collado Tebrandi, que ya divisamos al fondo y hacia el que dirigimos nuestros pasos. En la lejanía del horizonte podemos ver la imponente crestería de la Sierra de Cuera. En el collado Tebrandi enlazamos con la pista de hormigón y tierra que afronta la subida desde el pueblo de Asiego, y por la que continuaremos la marcha ascendente, superando este tramo por la ladera oriental del pico Tebrandi. La pista nos lleva a alcanzar la braña de Tebrandi, lugar donde finaliza su trazado. Es esta braña un lugar muy acogedor, de brillantes camperas y fresnos, sobre las que se asientan un variado grupo de cabañas y cuadras de piedra en distinto estado de conservación.

    En la ladera norte del pico Tebrandi, a unos 100 metros de las cabañas, podemos observar una gran roca a la que la erosión ha moldeado una figura que se asemeja mucho a una mujer, siendo conocida como “La Señorona”.
    En los prados próximos de la vertiente occidental se sitúan las fuentes del Fresnu y la Fuente Nueva, cuyas aguas dan origen al arroyo de Terviña que discurre por el amplio y alargado valle situado hacia esa vertiente. La majada de Tebrandi constituye también otro espléndido balcón o mirador sobre los Picos de Europa; y también sobre las brañas y majadas que salpican la prolongada y extensa ladera meridional de la Sierra de Cuera.
    Pocos metros más allá se encuentra el “corralón” del Caxigu, y desde donde parte el empinado sendero, que en zig-zag asciende por la ladera de La Concha, tapizada de verde pradería. Esta subida nos brinda bonitas panorámicas de la majada de Tebrandi.
    El sendero nos encamina directamente a las praderías y cabañas de La Mata, a donde accedemos por la portilla metálica ubicada a su entrada. La Mata es un precioso lugar en el que abundan grandes fresnos, y que está jalonado por dos cabañas de piedra, una de ellas en estado ruinoso; y la otra bien arreglada y preparada


    Rebasamos la primera de las cabañas que dejamos a la derecha, y seguimos el camino que toma hacia ese lado, que deja un muro de piedra a la izquierda para posteriormente discurrir con muro a ambos lados, y que en un corto ascenso nos lleva a alcanzar el collado Virzu, donde se sitúa una pequeña cruz que nos puede servir de orientación en la aproximación a este lugar. El collado Virzu es otro imponente mirador desde donde poder recrearnos en la contemplación de los tres macizos de los Picos de Europa, así como también de toda esta vertiente meridional de la Sierra de Cuera; constituyéndose así mismo en puerta de acceso a la braña de Asiego y al resto de brañas que jalonan la cimera plataforma de esta Sierra.
    La braña de Asiego está situada en una zona bastante llana, alfombrada de verdes praderías, con abundantes fresnos y cabañas de piedra en donde llaman la atención dos que dan la sensación de estar medio excavadas en la ladera de la loma contra la que se arriman. Al fondo, a la derecha, tenemos el pico Picoyosu, al frente Los Virzos, y a la izquierda la pequeña crestería sobre la que se alzan los picos Tiedu y Cabeza Bubena.
    Tras atravesar por mitad de la braña continuamos la marcha de frente, salvando una pequeña loma que se intercala en la subida por este valle, todo él cubierto de verdes y jugosas praderías. Hacia la izquierda, situado en una pequeña terraza de la ladera del pico Tiedu, se ubica la charca de La Selgar, de aguas revueltas y turbias debido al acceso del ganado a la misma. Hacia esa dirección encaminamos nuestros pasos, buscando el terreno más cómodo que se ubica en su ladera occidental, por ella vamos ganando altura hasta alcanzar la cumbre de esta primera pareja, el Pico Tiedu 1.187 m, nos repondremos del pequeño esfuerzo antes de descender a un corto collado que nos comunica con la siguiente cumbre, Cabeza Ubena 1.188 m, donde disfrutaremos de las vistas tanto del Cuera y pueblos cercanos como de los Picos de Europa y el Urriello que tienen en esta atalaya un mirador privilegiado.
    Al oriente de nuestra posición nos llamará la atención un pequeño macizo rocoso de similar altura y complicada orografía calcárea, con irregulares relieves, que se ajusta a los cánones más estrictos de la karstificación: jous, uvalas, lapiaces, cuevas, etc.
    En el se encuentra el tercer pico de la jornada, Peña Blanca 1.176 m, aprovecharemos esta posición para estudiar el recorrido a realizar pues nos encontraremos con trazas de un desdibujado sendero de trazado intermitente y que es muy difícil de seguir por la zona rocosa; un laberíntico trazado con zonas de fuerte roquedo incómodo para caminar, que nos obligará a ir sorteando todos estos accidentes y buscando la zona de paso que veamos más factible y accesible.
    Descendemos a la vega, tapizada de verde pradería, constreñida entre el macizo rocoso que acabamos de superar y la crestería de Peña Blanca, en la misma base del pico. Desde la misma pradería tomaremos un desdibujado sendero que arremete ladera arriba, en diagonal y en pronunciada pendiente. Arriba veremos la cruz que lo corona.
    Esta ladera tiene un predominio total y absoluto de roca caliza clara; esa caliza que al sol del mediodía la da al Cuera ese tono blanco, casi de sierra nevada. Tras remontar los últimos metros finales, los más empinados, pero no por ello los más difíciles, que se hacen sin ninguna complicación, coronamos la cima de Peña Blanca (1.176 m.), en donde hay colocada una cruz de hierro, que tiene adosado un buzón de cumbres con tapadera. Este pico ofrece una espectacular panorámica sobre el mar Cantábrico y sobre la mayoría de los pueblos llaniscos al Norte, así como sobre toda la crestería y cordal de la Sierra de Cuera hacia el Este, pudiendo distinguir claramente al fondo las siluetas del pico Turbina y la figura cónica de Peña Llacia, y todas la brañas que la salpican.


    En la ladera Norte de la sierra, se “agazapa” otro característico fenómeno cárstico, el extenso poljé de la Llosa de Viango, vestida para la ocasión por un manto blanco que le había colocado la helada de la noche anterior.
    Una simple mirada a las laderas del Cuera bastaría para advertirnos de que se trata de una sierra pelada, con una gran parte de su superficie ocupada por roca viva y casi desprovista de todo verdor. La cubierta vegetal finaliza bruscamente a una altura media y, a partir del ahí y haciendo quizá una excepción de algunas manchas aisladas, no hay más que desnudez total. Es una situación propia de los terrenos de base eminentemente calcárea.
    Desde aquí contemplamos en todo su esplendor todo el cordal de la Sierra de Cuera, el más largo y el más elevado de los cordales costeros asturianos. Efectivamente el Cuera se extiende a lo largo de unos 30 km. en una línea casi paralela al mar. Su distancia media a la costa es de unos 6 km. y su altura máxima el pico Turbina alcanza los 1.315 m.
   La situación del Cuera le da también un cuadro climático singular por su ubicación entre el mar y un macizo montañoso de gran entidad (los Picos de Europa), cercano y más o menos equidistante de ambos, por lo que se convierte en foco propicio a los vientos, que a su vez, distribuye en forma de brisa por las zonas próximas. Por otra parte ejerce de elemento condensador de las nieblas marinas, lo que se traduce en una pluviosidad anual por encima de la media de la región.
    Contemplamos estas espectaculares vistas recordando una historia o leyenda.
Contaban los más antiguos pastores de los pueblos de esta parte del Cuera, que allá por la segunda mitad del s. XVI, tuvo lugar en Peña Blanca un enfrentamiento entre pastores de los concejos de Llanes y Cabrales por la disputa de la propiedad de los pastos del Cuera, lo que originó un verdadero desastre, hasta el extremo de que se dice que los pastores que no resultaron “entrocaos” (arrojados en los profundos y acerados “joyos” de afiladas rocas que hay en la peña, muriendo en la caída) los que quedaban malheridos eran bajados en unas “barras” (especie de camilla de varas de madera) a los pueblos. En esta guerra de pastos los pastores de los pueblos de Parres y Porrúa del concejo de Llanes se aliaron en la pelea con los de Cabrales, por lo que estos últimos les concedieron a perpetuidad el derecho al disfrute de los pastos en las brañas de Haba y Tornellada, siendo las demás todas de Cabrales.

    El descenso de Peña Blanca lo hacemos por la misma zona de subida, pero a la altura de la primera majada, descendemos hacia la izquierda buscando las cabañas del Jabar para continuar en esa misma dirección pasando por Llano Molín, la fuente Las Llamas y finalizar la ruta en Carreña de Cabrales, en la carretera AS-114, donde nos estará esperando el autocar.

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